¿Por qué escribo?
A veces el amor es quien seduce
a la musa, que un tanto distraída,
no exige de mi mano la palabra
para contar todas las sensaciones
que el corazón produce.
Pero también…
Amanezco otros días
con sangre alborotada
que impulsa a rebelarme
y quiere que mi letra
intente dar abrigo al olvidado
y sea mi verso la punta de un ariete
filoso y penetrante
para herir la avaricia.
Y si la paz me vuelve
tal vez busco un jardín
donde las flores
altivas y aromadas
muestren en su belleza
tiempo de primavera.
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