domingo, 1 de mayo de 2016

Día del Trabajador







El 11 de noviembre de 1887, fue un día tan histórico como lo fue su ppdo día  1° de mayo de 1886, dos días de sangre, dolor, tragedia, humillación y afrenta para los trabajadores. Ese dolor y esa sangre dió lugar al día del trabajador en el mundo que se dispuso años más tarde, en el Congreso Obrero Socialista de la 2da. Internacional (Paris -1889).


Estos acontecimientos nos dejan la dolorosa enseñanza  que el poco avance que han tenido los trabajadores del mundo en cuanto a sus derechos, se ha logrado a costa de la sangre derramada en sus propios cuadros; nada se les ha concedido por voluntad de los privilegiados, que han sido, en definitiva, los que han ejercido siempre la violencia y el derramamiento de esa sangre.


1° de mayo de 1886. Chicago era la segunda ciudad en impotancia dentro de los Estados Unidos, con aproximadamente un millón de habitantes, gran parte de ellos alemanes, donde el capital crecía  rapidamente en manos de unos pocos, mientras se multiplicaba la pobreza de las mayorias, una ciudad ejemplo del capitalismo que daba muestras cabales de la explotación del hombre por el hombre.

Por otra parte la falta de pan y de derechos básicos para los trabajadores, eran razones más que válidas para producir  la efervescencia de las masas, incentivadas por las organizaciones sindicales y políticas y era entonces Chicago la ciudad que se ponía a la palestra en cuanto a los sucesos que marcaban la lucha por la reducción de la jornada laboral. Se organizan mitines y unos 200.000 obreros se adhieren a la huelga que promovían sus asociaciones. Los conflictos se agudizaban con la policía que respondía a la presión de los capitalistas.



Las jornadas de protesta se prolongan el 2 y 3 de mayo. La fábrica de maquinarias agrícolas "Mac-Cormicks" estaba en huelga desde el 16 de febrero, dado que su patronal quería descontar haberes a los trabajadores para la construcción de una iglesia y operaba entonces con la mano de obra de esquiroles. El 2 de mayo la policia enfrenta a los manifestantes y el 3 de mayo los obreros en huelga se concentran enfrente de la citada fábrica. Mientras uno de los oradores anarquistas daba su discurso, se produce la salida de los trabajadores rompehuelgas y provocan un violento enfrentamiento, allí la policia actua sin piedad y provoca la muerte de seis trabajadores.
Al día siguiente fue  convocada una reunión en Haymarket por la Asociación Internacional de trabajadores para protestar por las muertes del día anterior. Arbeiter-Zeitung, periódico anarquista, de la ciudad de Chicago, escrito  en alemán y fundado por los veteranos de la huelga ferroviaria de 1877, publica la que se conoció como "circular de la venganza", escrita en dos lenguas, una tirada especial en inglés para los trabajadores americanos

"¡Venganza, venganza!...
¡Trabajadores a las armas!
"Trabajadores: los canallas ávidos de sangre que os explotan han asesinado hoy á seis de vuestros hermanos en Mac-Cormicks. ¿Por qué? Porque vuestros camaradas han tenido el valor de mostrarse descontentos de la suerte á que los explotadores los condenaban. Pedían pan; se les ha contestado con el plomo, creyendo que era el mejor medio de atender á sus reclamaciones. Durante años y años habeís soportado pacientemente todas las humillaciones, habéis sufrido desde la mañana á la noche y hasta sacrificado á vuestros hijos; y todo esto lo habéis hecho para llenar los cofres de vuestros amos. Todo, todo para ellos. Y ahora, cuando les pedís que aligeren un poco el peso que os aplasta, lanzan sobre vosotros como perros á los agentes y os envían sus babas para quitaros las ganas de reclamar. Esclavos: por cuanto tenéis de querido y de sagrado os conjuramos á vengar el crimen odioso de que han sido víctimas vuestros hermanos y que puede repetirse con vosotros mañana. Pueblo: estás en la actitud de Hércules, entre el vicio y la virtud. ¿Qué decides? ¿Elegirás la esclavitud y el hambre? ¿Elegirás la libertad y el pan? Si te pronuncias por éstos, pueblo, no pierdas un solo instante y corre á las armas. ¡Muerte á esos brutos humanos que son tus señores! ¡Muerte a todos, y sin eso no hay salvación posible! Acuerdate de los héroes cuya sangre ha enrojecido el camino del progreso, de la libertad y de la humanidad y esfuérzate en ser como ellos...
       "Vuestros hermanos"

El día 4 la reunión de Haymarket comienza a desarrollarse con tranquilidad, los oradores, entre los cuales se hallaba el autor de la circular, hablan ante unas 20.000 personas, y cuando ya el último de ellos estaba a punto de cerrar la jornada, una bomba explota entre los presentes provocando la muerte de un policía y varios heridos de gravedad. Los trabajadores abandonan el lugar asediados por los disparos de las milicias que hieren y matan a varios de los allí presentes.
Se detienen a tres de los oradores de la jornada, otras cuatro personas que apoyan las medidas de la lucha son también detenidas y el director del periódico Alarma se entrega a la policía algunos días más tarde a pesar de no haber participado en el mitin. Son muchas las detenciones que se producen, pero sólo sobre  los ocho mencionados caeran todas las culpas.
El juicio finaliza en los últimos días del mes de agosto de 1886, la manipulación del proceso por medio de la mentira, la tergiversación de las pruebas  y la connivencia del jurado elegido por los sectores antiobreros,  lo ha calificado en la historia como "Juicio farsa".
Tres de los condenados firman una carta declarando falsa la acusación. Los demás se niegan a ser indultados por un crimen que no han cometido. Piden "libertad o muerte".
Uno de ellos dice: "La sociedad puede ahorcar a algunos partidarios del progreso, que han servido a los trabajadores sin buscar su interés personal: su sangre hará milagros, su muerte acelerará la caida de la sociedad moderna y el advenimiento de una nueva era."
Otro manifiesta: "Quince años de estancia en este país me han permitido observar que todas las funciones públicas están  en él impregnadas de venalidad. He perdido toda confianza en la igualdad de los derechos entre ricos y pobres; la manera de obrar de los funcionarios, de la policía y de la milicia, me garantiza que el estado de cosas actual permanecerá durante mucho tiempo."
El tercero: "Vuestra decisión fijará no sólo mi muerte, sino la vuestra y la de aquellos á quienes representáis"

En un diario de Chicago del 10 de noviembre de 1887, se conocía la dolorosa noticia que uno de los condenados: Louis Lingg, alemán de 22 años, se había volado el cráneo con una bomba en su propia celda.
Antes él también se había pronunciado:
" No, no es por un crimen por lo que nos condenan a muerte, es por lo que aquí se ha dicho en todos los tonos: nos condenan a muerte por la anarquía, y puesto que se nos condena por nuestros principios, yo grito bien fuerte: ¡soy anarquista! Los desprecio, desprecio su orden, sus leyes, su fuerza, su autoridad. ¡Ahórquenme!

Un día después, el 11 de noviembre, con la ciudad aquietada bajo el estado de sitio, los condenados a muerte  esperaron, con igual dignidad a la que habían sostenido durante su lucha, la llegada del  shériff que los conduciría al patíbulo. Luego se estrecharían las manos y ya con un lienzo blanco sobre sus cabezas escucharían el orden que llevarían las ejecuciones.

Georg Engel, alemán, 50 años, tipógrafo.

Adolf Fischer,  periodista, alemán, 30 años.

Albert Parsons, de Estados Unidos, periodista, 39 años. En solidaridad con sus compañeros se había entregado a la policía días después del hecho, sin haber estado presente en el lugar e igual fue condenado y si bien su sentencia fue conmutada a cadena perpetua en lugar de muerte, se negó a escribir la carta pidiendo al gobernador, porque eso sería una admisión de culpabilidad.

August Vincent Theodore Spies, periodista alemán de 31 años.

"Honorable juez, mi defensa es su propia acusación, mis pretendidos crímenes son su historia. [...] Puede sentenciarme, pero al menos que se sepa que en el estado de Illinois ocho hombres fueron sentenciados por no perder la fe en el último triunfo de la libertad y la justicia:"

Uno de ellos pudo decir: "Ya llegará un día en que nuestro silencio hable más que todos los discursos"

Albert Parsons, el estadounidense le pregunta al shériff:
-¿Me será permitido hablar? ¡Oh mujeres, oh, hombres de mi querida América!...
El justiciero continúa su tarea, hace un ademán, mientras Parsons insiste en que se lo deje hablar:
-Dejad que se oiga la voz del pueblo...
La sentencia se aplica sin piedad.





El escritor cubano José Martí, en ese entonces corresponsal en Chicago del diario La Nación de Argentina, así comentó el momento de la sentencia:
...salen de sus celdas. Se dan la mano, sonríen. Les leen la sentencia, les sujetan las manos por la espalda con esposas, les ciñen los brazos al cuerpo con una faja de cuero y les ponen una mortaja blanca como la túnica de los catecúmenos cristianos. Abajo está la concurrencia, sentada en hilera de sillas delante del cadalso como en un teatro... Firmeza en el rostro de Fischer, plegaria en el de Spies, orgullo en el del Parsons, Engel hace un chiste a propósito de su capucha, Spies grita: "la voz que vais a sofocar será más poderosa en el futuro que cuantas palabras pudiera yo decir ahora». Les bajan las capuchas, luego una seña, un ruido, la trampa cede, los cuatro cuerpos caen y se balancean en una danza espantable...

CONDENADOS A PRISIÓN:


Oscar Neebe : Estadounidense de 36 años condenado a 15 años de trabajos forzados.

Samuel Fielden: Inglés de 39 años, pastor metodista, condenado a cadena perpetua.

Michael Schwab: alemán de 33 años, tipógrafo, condenado a cadena perpetua.

"Hablaré poco, y seguramente no despegaría los labios si mi silencio no pudiera interpretarse como un cobarde asentimiento a la comedia que se acaba de desarrollar. Lo que aquí se ha procesado es la anarquía, y la anarquía es una doctrina hostil opuesta a la fuerza bruta, al sistema de producción criminal y a la distribución injusta de la riqueza. Ustedes y sólo ustedes son los agitadores y los conspiradores."



No conmemoran el 1° de mayo de cada año, como el DÍA DE LOS TRABAJADORES,  Estados Unidos, Reino Unido, Canadá y el Principado de Andorra (éste último situado en Los Pirineos, entre España y Francia.)


Bibliografía:


Libro "Los Anarquistas" de Juan Enrique Mackay (traducción de Bernardo F. Candamo) Costumbres de fines del Siglo XX. F.Sempere y Comp. Editores - Valencia-España.
www:wikipedia.org/wiki/haymarket

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